Me detuve un instante ante la nada de tu historia calcinada, de tus huesos rotos y cenizas esparcidas, como un campo de recuerdos, mutilados donde habitan mis sentidos en los tímidos sepulcros de tus labios
Te miré de frente como una ensenada estéril donde no brota ni el polvo y avancé despacio con mis pies descalzos, ajustando la huella de mi paso lento a los leños quebrantados por el tiempo, de aquel que fue un abeto erguido bajo el cielo y ahora es tan sólo un mausoleo donde veo como lloran los silencios.
Sí…me detuve un instante ante la nada…
y pronuncié tu nombre
Eileen
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