A lo lejos escuché el susurro de los vientos como tenues y cálidos silencios, arrancando los otoños de mi pecho y te miré escondido entre la bruma fija que adorna los confines de mis sendas, y temí encontrarme a solas con tus ojos
Esos ojos tuyos negros de abismal desierto cayendo como látigos sedientos, en el tímido refugio de mis sueños y sentí el azote del recuerdo que gritaba el impávido decreto de tu ausencia y corrí como un ánima asustada hasta el portal de tu morada, donde a solas, lloré desesperanza y luché contra tu sombra de vértigo y lamento, de polvo y sufrimiento, en ese espacio tuyo tan secreto, donde mueren estos sueños!
Eileen